Autoestima en las Familias

Una Autoestima saludable resulta vital para cada ser humano. De ella depende el éxito que podamos alcanzar en todos los ámbitos de la vida: desde las relaciones interpersonales con amigos y familia, hasta la consecución de metas académicas y laborales. Tan importante resulta este amor propio, que Jesús nos habla de él en la Escritura cuando dice «ama al prójimo como a ti mismo» (Mt 22, 39b).  Desafortunadamente muchas veces nos lanzamos a amar primero a los demás, lo cual viene a ser amar al prójimo en lugar de a nosotros mismos; en estos casos terminamos amando mal, pues no se puede dar de lo que no se tiene: para poder amar a plenitud, antes debemos amarnos a nosotros mismos a plenitud. Así que vale mucho la pena que todos los miembros de la familia nos detengamos a analizar esta realidad, a comprender de qué se trata, y a encontrar caminos sanos para desarrollarla. 

En nuestros hijos la autoestima es ese motor interno que los llevará a la consecución de sus metas, y se desarrolla desde el principio mismo de la vida, por lo cual el rol de padres, hermanos  -e incluso abuelos y tíos-, viene a ser de suma importancia en la vida de los pequeños. Más, ¿en qué consiste la autoestima desde una perspectiva cristiana? ¿Cómo ayudar a nuestros niños y niñas a cultivar una sana autoestima? ¿Cómo conseguirla nosotros mismos? ¿Cómo distinguir una sana autoestima, sin confundirla con la arrogancia, el orgullo, la vanidad? ¿Cómo estimularla sin caer en el simple halago que los malcría? 

Este fue el tema que contemplamos las Familias en Camino en el encuentro del 18 de noviembre. Toca aquí si quieres conocer más sobre este extraordinario grupo!

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