Agradecemos de modo especial a todos cuantos nos acompañaron, bien ofrendando su servicio en la fiesta, bien trayendo alguna delicia preparada con mucho amor para enriquecer la mesa, o bien comprando comida o bebida -con lo cual aportaron un enorme grano de arena-. La fiesta fue un éxito, incluso a pesar de los inconvenientes del clima. Hubo mucha alegría, fraternidad, y el corazón nos lo llevamos lleno de la dicha de compartir la tarde con amigos y personas tan queridas, y también habiendo disfrutado de una extraordinaria muestra de nuestro folklore.
¡Gracias, Señor, por nuestra maravillosa comunidad hispanohablante!