La luz disminuyó en el interior de la iglesia, quedando tan oscura como suele estar en los meses de invierno… aunque era 26 de julio: pleno verano. Esto se debió a las nubes cargadas de lluvia, cuya descarga lavó todo el atrio de la iglesia. Entonces surgió un interrogante silencioso: «¿quiénes se animarán a quedarse en el asado?»
Hoy, ya pasado el evento, recuerdo con alegría que se quedaron casi todos los asistentes a misa. La lluvia no fue obstáculo para el compartir y, de hecho, disfrutamos muchísimo toda la tarde. Hubo deliciosa carne y salchichas asadas, acompañadas por todas las delicias donadas por miembros de la comunidad que ponen siempre sus talentos al servicio de los demás. Cada vez las personas responden a las convocatorias con mayor generosidad, de tal manera que podemos disfrutar de extraordinarios platos de diversos tipos de arroz, ensaladas, tartas y postres!! Y claro, también están quienes levantan la mano para decir «yo ayudo» junto a los Caballeros de Cristo, en aquello que haga falta. Así, sin dejarnos vencer por el mal clima, decenas de personas disfrutamos de la comida, la bebida y, sobre todo, de la amistad y la alegría!!!
Lo mejor es que fue para apoyar una excelente causa: toda la ganancia del evento va a la Asociación Kinderhoffnung für Lateinamerika. Desde allí, estos recursos serán canalizados hacia proyectos de pequeñas organizaciones que trabajan para ayudar en la solución de los problemas más frecuentes de los niños en condiciones de pobreza en Latinoamérica. Entra en este enlace para conocer más de esta Asociación.
