Los ministros extraordinarios de la sagrada comunión son laicos (cristianos no ordenados), que han recibido una debida preparación e instrucción para ejercer este ministerio, y han sido autorizados y enviados por el sacerdote a llevar el Cuerpo del Señor (la santa comunión) a los enfermos que por su salud no pueden ir personalmente a celebrar la santa misa en la iglesia. Por supuesto, no solo se lleva la comunión, sino la presencia viva de Jesús; la visita del ministro extraordinario de la comunión a la casa de un enfermo, o a un un hospital, debe ser signo de alegría y esperanza para el enfermo y para toda la familia.
Los ministros extraordinarios también ayudan al sacerdote a distribuir la comunión en la misa, para evitar que ésta se prolongue demasiado cuando la asamblea es muy numerosa.
Importante: el ministro(a) extraordinario(a) de la sagrada comunión no se puede confundir con el ministro ordinario, que es el sacerdote ordenado.
Los criterios establecidos por la Iglesia para los ministros extraordinarios están en el documento Redemptionis Sacramentum, numerales del 154 al 160. Puedes encontrar el texto completo en este enlace.