Cuaresma juvenil 2023
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El retiro nos llevó a través de un recorrido personal junto a Jesús, deteniéndonos en puntos clave para contemplar los textos bíblicos de los domingos de cuaresma. Empezamos tomando consciencia del momento presente de la vida personal, e iniciando un diálogo íntimo con el Señor. Para esto respondimos a las preguntas: ¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento? ¿Cómo empecé la cuaresma, con qué propósitos? ¿Cómo la voy viviendo hasta ahora? 

A lo largo del día fuimos invitados a ir con Dios al desierto para recordar y revivir esas experiencias del primer encuentro con Jesús… ese que nos enamoró, y que a veces parece tan lejano en el pasado. Después subimos con Él al monte Tabor, para contemplar una nueva perspectiva de la realidad, y verla con los ojos de Dios, desde arriba, observando detalles que quizá no siempre percibimos. Todo esto en silencio absoluto, habiendo entregado/apagado nuestros teléfonos móviles! 

Ya en la noche nos dirigimos al pozo, como la samaritana. Esto fue después de un inspirador video sobre la vida de San Carlos de Foucauld, que nos ayudó a comprender mejor el significado del pozo en una zona en la que el agua no abunda; así que llegamos allí con nuestra sed muy clara; con nuestro anhelo de encuentro y nuestras ganas de saciarnos. Durante la noche hubo adoración continua al Señor sacramentado, y por parejas nos turnamos para acompañarlo. Fue todo un reto que parecía desagradable por el trasnocho… y terminó siendo todo un regalo!!! 

El sábado en la tarde hubo un momento muy hermoso, en el que escribíamos en un sobre una palabra que describiera nuestro estado interior de ese momento. Miedo… Esperanza… Desconfianza… Anhelos… Dolor… Alegría… En fin, tantas cosas diferentes, pues cada persona es distinta. Después escribíamos también una frase que explicara más a fondo esta palabra (aunque de forma muy resumida). Pusimos los sobres sobre el altar, y rato después los recuperamos. El padre que dirigió el retiro había leído cada sobre, y nos había anotado una cita bíblica que podría ser respuesta de Dios para nosotros. ¡Y cómo se notó que el Espíritu Santo estaba con él, pues fueron citas tremendamente acertadas, que nos hablaron directamente al corazón! Más tarde tuvimos la oportunidad de juntarnos por grupos para compartir las reflexiones, y nos enriquecimos muchísimo con los testimonios de los demás. 

El domingo fuimos «al camino», a contemplar el evangelio del día, el de la sanación del ciego de nacimiento. Fuimos invitados a enfocarnos en el barro que Jesús pone en nuestros ojos, ese que parece absurdo e innecesario en una persona que ya está ciega y posiblemente ni siquiera sepa lo que es el barro, pero que lo obliga a tener que lavarse. A ser consciente de su suciedad. En el camino buscamos aquel barro que Jesús pone en nuestra vida; esas voces que nos invitan a cambiar, a mejorar, a transformarnos… y que nosotros solemos ignorar tan olímpicamente, pero que son un grito que nos invita a lavarnos para poder dejar de ser ciegos. 

El retiro terminó después de la Eucaristía, habiendo compartido una vez más nuestras experiencias y testimonios con los demás. Estamos invitados a prepararnos para la siguiente parada del camino, el próximo domingo, en Betania. Jesús vuelve donde sus amigos de confianza, donde tiene siempre un lugar en la mesa; al sitio de la convivencia fraterna. Allí se quiere encontrar con nosotros. 

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